A veces los platos más sencillos son los más buenos. se hacen en un plis plás y a disfrutar.
Picamos unos dientes de ajo y los freimos en un poco de aceite en una ollita. Cuando tomen un poco de color añadimos las almejas (que habremos tenido en agua con sal un buen rato para que suelten la arena).
Las dejamos abrir, añadimos un poco de vino blanco y perejil picadito. Si queremos que la salsa nos salga más espesita, añadiremos una pizca de harina antes de echar las almejas. Yo las prefiero así.
martes, 16 de noviembre de 2010
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